Page 95 - Empatizando. Relatos para jóvenes

de la portería), se me rompió la tibia cuando me caí de la bicicleta
a los 13 años, se me rompió el omóplato cuando choqué en la moto
con un árbol (iba a ver a mi novia).

Se me cayeron las uñas del pie derecho cuando cayó sobre mi pie
una pesa de dos kilos, una vez que pretendí ir al gimnasio. Se me
cayeron los dos dientes frontales superiores cuando de niño me caí
de la bici porque se quedó sin frenos y giré 360 grados, y caí de
boca, es por eso que tengo que usar dientes postizos.

Me han tenido que hacer transfusiones de sangre porque un día
cayó un rayo cerca de mí que me aventó contra una pared y me abrí
la rodilla y perdí mucha sangre. ¡Ah!, y me ha mordido un perro (y
eso que era un chihuahua), y me han correteado cuatro más, me
picoteó un gallo y me atacó un pato.

Me rompí un hueso del dedo gordo de la mano izquierda jugando
básquetbol. Me caí al perder el equilibrio en los patines, me caí de
la bicicleta cientos de veces (incluso cuando tenía tres rueditas) y
de la moto también. Choqué contra un árbol, un carro y una tienda.

Incluso a veces, cuando voy caminando muy campante por la calle,
choco con las personas, con los postes, no veo escalones y me caigo
o tropiezo. Sí, me pasan muchas cosas cuando camino por la calle.

Tengo rasguños, heridas y cicatrices por todo mi cuerpo, es como un
mapa de heridas de guerra que parecen tatuajes, pero son cicatrices.

Yo la verdad no sé si atraigo los accidentes, si estoy constantemente
en situaciones de riesgo, si yo me provoco accidentes o si soy
propenso a tenerlos. Por suerte para mí, veo muy bien, camino bien
y siempre me pongo muy atento.

—¡Ay!, una disculpa…, me caí de la silla.

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