Page 100 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Veo gente muerta
Sabía que desde que era una niña tenía la habilidad de ver y escuchar
cosas que los demás no veían, no me refiero a alucinaciones ni nada
de eso, sino a espíritus, sombras, almas, apariciones fantasmales,
experiencias extrasensoriales o cosas de ese tipo, de lo sobrenatural.
Y me siento muy consciente de ello porque sé distinguir entre los
temas psiquiátricos y los sobrenaturales, más, por la herencia de la
familia que, por otra cosa, ya que, al parecer, una persona de cada
generación en la familia ha tenido esta cualidad; lo que no sé, es,
¿por qué a mí?
Sé que me pasa por algo, pero no he descubierto la razón. Veo
personas que han fallecido y vienen a despedirse, que se presentan
como si estuvieran vivas, como si nada hubiera pasado, y aunque yo
sepa que fallecieron un día antes. Como el día en el que Lucita vino
a la casa, tocó la puerta y me pidió un rosario prestado. Yo sabía que
un día antes había sido sepultada y de repente estaba ahí. No supe
qué hacer o decir, sólo acerté después de un minuto de asombro a
decirle que rezaría el rosario por el descanso de su alma, luego ella
se desvaneció frente a mis ojos.
Vi una vez que estábamos en la casa de mi tía que estaba agonizando,
cómo una especie de nube de pelusitas entraron flotando en el
aire hasta donde estaba su cama y luego salieron así, como habían
entrado. Nadie más las vio, sólo yo, de alguna manera supe que
venían a decir que mi tía partiría muy pronto, esa tarde, falleció.
Vi a la muerte, así, como se escucha, vi un carruaje que se detuvo
enfrente de la casa de unas vecinas y ahí venía sentada la muerte,
elegante, imponente. Los perros ladraron, era muy temprano, la vi a
través de la ventana, se detuvo frente a una casa y la muerte dirigió
su mirada hacia adentro. Al día siguiente una persona que vivía ahí,
falleció, he sido testigo de los anunciamientos.
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