Page 101 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Incluso en mis sueños aparecen espíritus que me hablan y que de
alguna forma quieren darme un mensaje.
Nunca se me quitará la sensación de que se me ponga la piel de
gallina cuando me suceden todos estos acontecimientos. Un día
pedí con fe fuerte y mirando al cielo. —Por favor, Señor, quítame
esto, pero no he tenido respuesta; sólo sé que es algo difícil, a veces
inexplicable, y que en verdad me causa asombro y miedo. Por eso
envidio a las personas que no ven ni escuchan nada de todo esto,
incluso envidio a los que no creen en nada de esto, pero no temo a
lo que puedan pensar acerca de mí y de lo que me pasa.
Las personas que saben lo que me pasa vienen a mí para que los
conecte con sus muertos, pero no es algo que yo quiera o pueda
hacer. Es tal vez que sólo me pasa esto porque necesito decir a todos
que lo que pasa es real, ellos están ahí y desean manifestarse de
alguna manera.
Escucho sonidos más allá de lo natural, siento las presencias de los
otros, se me paran todos los cabellos y comienzo a sentir mucho
frío, oigo voces de personas que hablan o se quejan, veo cosas
moverse de un lado para otro, reconozco las travesuras de los
espíritus chocarreros, siento la furia de los espíritus enojados que
no se pueden ir y siguen aquí, aventando cosas. Siento la presencia
de los que fallecieron pero que no saben que fallecieron y siguen
aquí, entre nosotros. Y siempre termino preguntándome, ¿qué hago
con esto?
Debo reconocer que nunca aprendí a vivir con esta habilidad,
pues hasta el último día deseé no haberla tenido. Hoy estoy aquí
en la cama de un hospital, todo pasó muy rápido, de repente no
tuve fuerzas y todo se empezó a deteriorar, los médicos no saben
bien a bien qué me pasa, pero yo sé que voy a partir pronto, porque
ya vinieron a avisarme de mi partida. Parece que, finalmente esta
habilidad me muestra algo: mi próxima partida; no tengo miedo, sé
que llegó mi momento, y veré la forma de decir a los míos que los
amo y que me voy pronto.
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