Page 19 - Preludio los días de mi juventud
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Cuando ya estuvimos dentro de la escuela, los soldados al mando del
coronel Monroy, entregaron los animales a cada uno de los padres
de los niños. A mi mamá le entregaron el burro que rebuzna y dejó
en la escuela al burrito que piensa y razona, así fue el ingreso de este
narrador a primer grado de primaria.
Al darme cuenta que ya sabía leer y escribir, me apasioné por la
lectura, nació en mí el deseo de conocer y aprender cosas que
estaban escritas en otros libros; leía anuncios comerciales, revistas
y periódicos que de vez en cuando llegaban a mis manos, en fin,
leía todo lo que estaba a mi alcance; también leía y escribía cartas a
los muchachos que no sabían leer ni escribir, pero tenían novias y
querían hablar con ellas.
Las lecciones de los libros que me compraban para ir a la escuela me
las aprendía de memoria; además, así lo exigían los maestros, desde
el silabario hasta los libros que mandaba el gobierno a las escuelas.
De los cuadros con el retrato de los héroes nacionales que colgaban
en las paredes de los salones de la escuela, leía lo que estaba escrito
al pie de las fotos. El que más atraía mi atención, era el cuadro de
don Benito Juárez, Benemérito de las Américas, desde su niñez
hasta sus Leyes de Reforma.
Durante muchos años la Costa Chica estuvo olvidada y carente de luz
eléctrica, telégrafo, teléfono, agua entubada, carretera pavimentada,
escuelas y otros servicios básicos; ya expliqué que iba a la escuela
por la mañana y por la tarde, porque en ese tiempo el horario era
discontinuo y pertenecíamos al Calendario Escolar Tipo “B”.
Los viernes por la tarde, sábados y domingos me ocupaba en
atender a los animales domésticos, propiedad de mis padres; por
lo tanto, al llegar la noche prendía el candil que se alimentaba con
petróleo y me sentaba a estudiar (hasta que el sueño me vencía), eso
sí, en clases estaba como navaja de rasurar. La tarea que el maestro
revisaba todos los días era la de recitar de memoria las tablas de las
cuatro operaciones fundamentales de la aritmética, me las aprendí
de memoria del uno al 10.
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