Page 24 - Preludio los días de mi juventud
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El siguiente paso, fue mostrarles a los jóvenes estudiantes que me
            habían orientado, la documentación que yo poseía; después de
            revisarla con todo cuidado, dijeron todo va bien hasta aquí, ahora
            te falta el dinero para tus pasajes de ida y vuelta por si no pasas
            el examen y tengas con qué regresar. Hechas las aclaraciones, les
            hice saber a mis padres que sólo faltaba fijar la fecha de salida para
            enero.


            Llegó  la  fecha  de  la  salida,  10  de  enero  de  1958,  salieron  los
            estudiantes de Copala y yo con ellos, con el corazón lleno de
            ilusiones, pensando en un futuro con  esperanza,  mi  esperanza
            era convertirme en profesionista, puse en acción mis sueños, mis
            deseos de ser colegiante estaban por cumplirse. Recibí de mis padres
            $250.00 para los pasajes, mi papá me acompañó para despedirme
            hasta el camión donde íbamos a viajar, el camión estaba cargado de
            maíz y ajonjolí con rumbo al puerto de Acapulco; el chofer puso en
            marcha el motor de su camión y desde arriba le dije adiós a mi papá,
            quedando muy triste.

            En el pueblito de San José Las Palmas, ubicado en el tramo Copala–
            Cruz Grande, el camión se detuvo, y a un lado del camino estaban
            mi abuela Teresa Gutiérrez y mi pequeño hermano Honorio “Moyo”
            Doroteo  Gutiérrez,  quien  aprovechó el  momento para lanzarnos
            unas  naranjas  de la región llamadas  cajeles,  que  saboreamos  al
            instante todos los viajeros, se arrancó el camión y nos dijimos adiós.


            Por la tarde llegamos al puerto de Acapulco, compramos nuestros
            boletos y a las 10 de la noche abordamos el autobús Flecha Roja rumbo
            a la Ciudad de México, Distrito Federal. Eran las 5:30 de la mañana del
            otro día, cuando el chofer del autobús nos dijo, —señores pasajeros
            hemos llegado a la Central Camionera Taxqueña de la ciudad capital,
            por favor no olviden nada al bajar.


            Al momento de pisar el pavimento sentí el frío recorrer todo mi
            cuerpo,  mis  dientes  empezaron a titiritar,  los  pies  adormecidos;
            no traía ropa adecuada al clima frío, los otros paisanos ya sabían,




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