Page 18 - Una vida dedicada a la enseñanza
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María, absorta en las palabras de su abuela, podía visualizar las
            escenas que describía, sintiendo como si estuviera allí, viviendo esos
            momentos. La historia, las raíces de su familia y su ciudad, se estaban
            entrelazando en su corazón, formando un lazo indestructible que la
            acompañaría por el resto de su vida.


            Las campanas de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de
            Guanajuato sonaban en la distancia, anunciando la llegada de una
            nueva hora. La ciudad estaba llena de vida, con la gente regresando de
            sus labores y los niños jugando en las plazas. El olor a tortillas recién
            hechas y guisos caseros empezaba a permear el aire, recordándole a
            María que era hora de la cena.

               —Ven, María, es hora de que tu madre te llame para cenar, –dijo
                  Margarita, levantándose del asiento y estirando sus piernas.


            María, aún perdida en las historias de su abuela, tardó unos segundos
            en reaccionar. —Abuelita, ¿puedes contarme una historia más antes
            de cenar?—, preguntó con ojos suplicantes.

            Margarita  sonrió,  revolviendo  con  cariño  el  cabello  de  su  nieta.
            Bueno, sólo una más, concedió.


            María, emocionada, se acomodó para escuchar. Margarita, tomando
            un respiro profundo, comenzó: —hubo un tiempo, cuando yo era
            niña, en que Guanajuato enfrentó tiempos difíciles. No es la historia
            de la escuela, pero es una que creo que debes conocer.

            El  tono solemne de  su  abuela  hizo  que María  prestara  aún más
            atención. Margarita continuó: —fue la época de la influenza, una
            enfermedad que se propagó rápidamente, y causó mucho dolor y
            sufrimiento en nuestra ciudad. Las calles que solían estar llenas de
            risas y juegos, se silenciaron. Muchos se encerraron en sus casas por
            miedo. Pero hubo héroes en esos tiempos, gente que se levantó para
            ayudar a los enfermos y llevar consuelo a quienes lo necesitaban.





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