Page 19 - Una vida dedicada a la enseñanza
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María tragó saliva, tratando de imaginarse esa época tan sombría
que su abuela describía. Era difícil para ella concebir un Guanajuato
sin su vibrante energía y alegría. Sin embargo, también empezaba
a comprender la resiliencia y la fuerza de su comunidad, que había
superado desafíos y emergido aún más unida y fuerte.
Y así, incluso en los momentos más oscuros, nuestra ciudad encontró
luz y esperanza, –concluyó Margarita. María, con los ojos brillantes
y llenos de admiración, se aferró a su abuela, agradeciendo no sólo
por la historia, sino también por el legado de valentía y amor que le
habían transmitido.
Las sombras de la noche comenzaban a descender sobre la ciudad.
En las calles cercanas, las luces de las farolas empezaban a brillar,
y el sonido de guitarras y risas se filtraba a través de las ventanas
abiertas de las casas cercanas.
—Dime, abuelita, ¿cómo era la vida después de esos tiempos
difíciles?, –preguntó María, aún tratando de imaginarse un
Guanajuato distinto al que ella conocía.
Margarita reflexionó por un momento, sus ojos parecían mirar a
través del tiempo. —Después de la tormenta siempre viene la calma,
–dijo con un tono melancólico. —Cuando la enfermedad finalmente
cedió, nuestra ciudad renació. Fue un recordatorio de lo preciosa
que es la vida y cómo debemos valorar cada momento. Las plazas
se llenaron de nuevo, los mercados rebosaron de color y las risas
volvieron a resonar por los callejones. Pero el recuerdo de aquellos
tiempos difíciles quedó grabado en el corazón de muchos, y nos
hizo más fuertes y más unidos.
—Y, ¿qué hiciste tú durante esos tiempos?, –preguntó María con
curiosidad.
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