Page 59 - Una vida dedicada a la enseñanza
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Un día, mientras las dos se encontraban en el aula vacía, la maestra
Alicia sacó un pequeño libro de su escritorio. —Quiero que tengas
esto, –le dijo, entregándoselo. El libro tenía una portada de cuero
desgastado, y al abrirlo, María descubrió que era un diario. —Fue
de mi abuela, –explicó la maestra. Ella fue docente en este mismo
pueblo. A menudo escribía sobre sus días en el aula, sus desafíos y
triunfos, y las lecciones que aprendió de sus alumnos.
María hojeó las páginas, viendo la cuidadosa caligrafía de la abuela
de la maestra Alicia. Las entradas del diario contaban historias de
niños que superaban obstáculos, de comunidades que se unían para
apoyarse mutuamente, y de la profunda satisfacción que venía de
educar y formar a las jóvenes mentes.
—Creo que te ayudará a entender porqué muchos de nosotros
elegimos ser maestros, –dijo la maestra Alicia. No es sólo
un trabajo, es una vocación; y aunque puede ser desafiante,
también es increíblemente gratificante.
María asintió, las palabras de la maestra resonaron profundamente
en su interior. Aunque todavía era joven y tenía mucho camino por
recorrer, comenzaba a vislumbrar la posibilidad de dedicar su vida
a la enseñanza, conectando el pasado con el presente y dejando un
impacto duradero en las vidas de sus futuros alumnos.
La conexión con la maestra Alicia profundizó aún más el interés de
María por la historia y las tradiciones de México. Una tarde, después
de clases, la maestra compartió con María un viejo mapa escolar
de la República Mexicana, descolorido por el tiempo, pero aún
claramente legible. Sobre ese mapa, repasaron juntas los momentos
clave de la historia del país, desde la época prehispánica hasta la
Revolución Mexicana.
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