Page 58 - Una vida dedicada a la enseñanza
P. 58
Una señora mayor, con arrugas que denotaban una vida llena de
experiencias, se acercó al stand de María. Sus ojos se llenaron de
lágrimas al ver la lámpara. —Mi padre también fue minero, –confesó,
y llevaba una lámpara como ésta todos los días a la mina, gracias por
recordarme esos tiempos.
María escuchó con atención y respeto. Cada historia que se compartía
ese día le recordaba el valor de la memoria, y la importancia de
preservar y compartir las historias de nuestras raíces.
Al final del día, la maestra reunió a todos y agradeció su participación.
Hoy hemos creado un puente entre el pasado y el presente, dijo con
emoción. Estas historias nos recuerdan quiénes somos y de dónde
venimos. Gracias por compartir un pedazo de sus corazones y de
sus familias con todos nosotros.
Esa noche, María regresó a casa con una profunda sensación
de gratitud. Había sentido la conexión con su abuelo y con las
generaciones anteriores de su familia. Estaba más decidida que
nunca a seguir su camino, inspirada por las historias que la habían
formado y por el legado que quería dejar a las futuras generaciones.
Después de la feria cultural, la vida en la escuela regresó a su rutina
habitual, pero algo había cambiado en María. Las historias de su
familia y de las familias de sus compañeros la habían impactado
profundamente, llenándola de una nueva perspectiva sobre la
riqueza de las tradiciones y las experiencias que forman nuestra
identidad.
A medida que los meses pasaban, María notó que su relación con
la maestra Alicia se volvía más estrecha. A menudo, después de
clases, María se quedaba platicando con ella, compartiendo sus
pensamientos sobre las lecciones del día o simplemente charlando
sobre la vida.
56

