Page 56 - Una vida dedicada a la enseñanza
P. 56
los músicos contaban una historia diferente, algunas sobre amores
perdidos y otras sobre la rica historia de Guanajuato.
A medida que la noche caía, el grupo llegó a la plaza de la Paz. Allí,
bajo el resplandor de las luces de la Basílica Colegiata de Nuestra
Señora de Guanajuato, María escuchó una canción que hablaba de
los mineros, sus sacrificios y su amor por la tierra que trabajaban.
Sintió una conexión profunda con la letra, pensando en su abuelo
Catarino y en cómo su historia estaba intrínsecamente ligada a la de
tantos otros en esa ciudad.
Después de la última nota, María se acercó a uno de los músicos y le
agradeció por mantener vivas esas historias a través de la música. El
músico sonrió y le dijo: —es nuestra responsabilidad mantener viva
nuestra historia y compartirla con el mundo, ¡es lo que nos hace ser
quienes somos!
Con esa reflexión en mente, María regresó a casa esa noche, decidida
a encontrar su propia manera de compartir y honrar la historia de
su familia y de Guanajuato.
Al día siguiente, el sol iluminaba los techos rojos de Guanajuato
mientras María se dirigía a la escuela. A su llegada, notó un bullicio
inusual; los estudiantes estaban preparando una feria cultural, y
cada grado era responsable de representar diferentes aspectos de la
cultura mexicana.
Al pasar por los diferentes stands, María se sintió inspirada. Las
danzas folclóricas, los platos tradicionales, los trajes típicos, todo la
llevó de regreso a sus conversaciones con su abuela, a las historias
de Catarino y a la melodía de la estudiantina, la noche anterior.
Al llegar a su salón, la maestra les propuso una idea a los estudiantes.
Quería que crearan un rincón dedicado a las historias de Guanajuato,
contadas a través de las vidas de sus propios familiares. Les pidió
que investigaran y trajeran fotografías, objetos antiguos o cualquier
cosa que pudiera ayudar a contar esas historias.
54

