Page 52 - Una vida dedicada a la enseñanza
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las historias de su abuela, María sintió un profundo aprecio por las
            tradiciones que la conectaban con generaciones pasadas.

            Las tradiciones, al igual que la educación, tienen el poder de
            conectarnos con nuestra historia y con quienes vinieron antes que
            nosotros, –reflexionó Margarita. Cada bocado, cada historia, es una
            lección que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.


            María asintió, su mente ya estaba tejiendo la conexión entre las
            historias de su abuela, las tradiciones de Guanajuato, y su deseo
            de convertirse en maestra. Había algo mágico en todo ello, y María
            estaba decidida a descubrirlo.

            Con el tiempo, el día a día en casa de Margarita se fue convirtiendo
            en una especie de ritual de aprendizaje para María. Cada tarde,
            después de terminar sus tareas escolares, María se sentaba con su
            abuela para escuchar historias, recetas y tradiciones de Guanajuato.
            Pero no era una mera escucha pasiva; María absorbía cada palabra,
            cada detalle, como una esponja, anhelando comprender la esencia
            de su tierra y su gente.


            Una tarde, mientras ambas estaban en el patio, Margarita comenzó
            a hablar sobre Catarino, su difunto esposo. María había oído algunas
            historias sobre él, pero nunca había tenido una imagen completa del
            hombre que había sido su abuelo.


            Catarino, era un hombre de manos fuertes pero suaves, –comenzó
            Margarita, siempre estaba ocupado con algo. A él le encantaba
            trabajar la tierra, plantar flores y árboles; decía que había algo mágico
            en ver crecer algo desde una pequeña semilla hasta convertirse en
            un ser majestuoso.


            María podía imaginarlo: un hombre alto y robusto, con el sol
            brillando en su espalda mientras trabajaba la tierra, una imagen que
            contrastaba con la fragilidad de Margarita en su vejez.





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