Page 101 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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¡Ya viene la música!, ¡ya viene la música!




                                                         Nuestros recuerdos felices disipan
                                                     nuestros agobios y nos dan sabiduría.
                                                     Profa. Effy Luz Vázquez López


               La  Calle  69  Poniente  de  esta  nuestra  blanca  ciudad,  originalmente
            era conocida por el nombre de Colonia San Marcial; no puedo precisar
            cuándo dejó de llamarse de ese modo, pero fue el asiento de mi niñez y ha
            crecido conmigo a lo largo de los años. He vivido a su vera desde que llegué
            al mundo y no me imagino cambiando a estas alturas de hábitat.

            En  aquel  entonces  se  iniciaba  en  el  parque  de  San  Juan  (Calle  64)  y
            concluía en Los Corrales, una construcción con estas características, donde
            se resguardaba al ganado vacuno que llegaba a la ciudad, vía ferrocarril
            proveniente del vecino estado de Campeche, desde donde era transportado
            al rastro municipal para su sacrificio y posterior comercialización. También
            se conocía ese final de ruta, que ahora es la Calle 90, como Los Ceibos,
            en alusión a cuatro enormes árboles de esa especie, que resguardaban la
            reja de la hacienda Mulsay, donde se entraba o salía en truk, plataforma,
            o simplemente caminando, a ese espacio henequenero que se encontraba
            todavía en plena producción y en el que, por cierto, existía una escuelita
            rural en la cual daba clase mi tía Lich (Lilia Vázquez Delgado) hermana
            menor de mi padre.


            La  avenida  Itzáes  tal  vez  estaba  ya  en  la  mente  de  algún  presidente
            municipal visionario, pero lo cierto es que todavía no existía entonces. Y
            por supuesto, ninguna de las colonias actuales se vislumbraba.

            Esta calle, mi calle, estaba urbanísticamente dividida en dos secciones: de la
            64 a la 70 (esquina de La Ardilla) se encontraba literalmente adoquinada,
            pues la recubrían adoquines franceses de aquellos de cuadritos, que ya
            existen muy pocos en la ciudad.







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