Page 110 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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mercado de consumo. Y es que, sin ser economistas, estamos conscientes
            de que otros miembros de la sociedad que frecuentamos o que nos rodean,
            dependen  igualmente  de  lo  que  ganamos.  Ellos  son  los  no  asalariados,
            algunos ejemplos, a saber:

            Las personas que nos ayudan en casa en las tareas domésticas; los que nos
            traen las frutas de temporada a la puerta de nuestras casas; las marchantes
            de tamalitos y atole nuevo de los sábados; el agüero, como dice mi vecina,
            al repartidor de agua purificada; mi otro vecino, don Jas, (se llama Jacinto)
            que despierta a todo el barrio los domingos con el inconfundible aroma de
            su cochinita pibil, servida en tacos o franceses, mientras su esposa, doña
            Pacita (se llama doña Paz) nos ofrece la rica horchata de arroz con coco o
            las clásicas cocas bien frías que complementan nuestro suculento desayuno
            dominguero.


            Haciendo  esta  reflexión  en  forma  cabal,  neta,  ¿no  los  que  tenemos  un
            sueldo fijo somos los que realmente movemos a México? De otra manera,
            esta cadena alimentaria no podría tener lugar.


            De aquí proviene la preocupación de los padres con hijos crecidos y demás
            adultos de la sociedad actual, que observamos con impotencia la injusta
            situación  económica  tan  inestable  y  carente  de  incentivos  por  la  que
            atraviesan los jóvenes mexicanos de este siglo, muchos de ellos profesionistas
            de diversos rangos: licenciaturas, maestrías e incluso varios con doctorados,
            que después de todos los esfuerzos propios y de sus padres, no encuentran,
            en las instancias que debían darles cabida en forma permanente, la voluntad
            de hacerlo. Cuando bien les va se les otorga un contrato sexenal, que los
            mantiene en vilo, porque la continuidad de éste suele estar sujeta al arbitrio
            de algunos funcionarios insensibles que anteponen sus intereses personales
            a la capacidad probada con documentos a la mano, y al desempeño exitoso
            de estos modernos subempleados que se esfuerzan por demostrar su valía,
            en un ambiente muy poco motivante.


            Entrada ya en autos, mi pluma amenazaba con dejarse llevar, pero..., en
            la misma mesa donde esto escribía, los hados de la literatura me hicieron
            llegar  la  presencia  visual  de  ese  genial  poeta  y  literato  yucateco,  don



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