Page 113 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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La sola felicidad
            los limita de experiencias.


            A razones de los hados entonces dijo la abuela:


               —Es verdad, pero no olviden que yo soy sólo una abuela y por eso he
                  de insistirles que en este planeta tierra sean siempre muy felices todos
                  los niños que llegan.


                  Que nada les amenace,
                  que sólo encuentren ternezas
                  y se les dé a manos llenas
                  todo el amor que merecen
                  esos cachorros del hombre,
                  para hacer su vida plena.


                  Por mí esos son los dones
                  que, a cambio de riquezas,
                  para todos nuestros nietos
                  desearíamos las abuelas.


































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