Page 69 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Existen, desde que el mundo es mundo...
Perdida, te ha llamado
la gente sin saber que has
sufrido con desesperación
Chucho Navarro
Una nota publicada hace unos días en un prestigiado diario me hizo
recordar cómo las autoridades de nuestra ciudad, a mediados del siglo
pasado, no sólo se preocupaban, sino se ocupaban de darle un trato lo
más digno posible a un aspecto social, complejo, pero trascendente, que
es la prostitución carnal, puesto que ha existido desde que el ser humano
se hizo sedentario y comenzó a integrarse como sociedad y a desarrollar
distintos modelos de cultura, de los cuales, el registro de la historia nos ha
dado buena cuenta.
Existen otros tipos de prostitución, a veces más dañinos que aquélla, pero
a éstos la sociedad no los señala, o si lo hace, es más benévola al juzgarlos.
Al sexo servicio que algunas mujeres y hombres ejercen para vivir, los
intolerantes de siempre le han llamado cáncer social.
En lo personal no creo que este diagnóstico sea atinado, porque el cáncer
es una enfermedad mortal y la prostitución de la carne sigue ahí, más viva
que nunca, no obstante la amenaza actual del SIDA.
Como observadora de los fenómenos sociales, considero que uno de los
factores que le dan impulso, sobre todo entre la juventud, es la carencia de
oportunidades de poder llevar alguna vez una vida digna en este régimen
capitalista que nos ahoga, en el que todo se compra y se vende; en el que
se tienen tantos satisfactores materiales a la vista y tan poca capacidad
económica para adquirirlos.
Total, lo cierto, lo real, es que la prostitución femenina y masculina está ahí;
expuesta, a vista y paciencia de tolerantes e intolerantes; de ricos y pobres,
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