Page 54 - Colección Rosita
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—¿Qué piensas hacer?, maulló Vegetta, —para eso, necesitarías estar
siempre en casa y dudo mucho que lo hagas.
—¡Ya sé!, exclamó, malhumorado, —el peligro está con El Negro, no
puedo permitir sus agresiones.
—Mmmh, lo dudo, maulló Vegetta, conteniendo un bostezo, —así
como a ti te gusta salir a las azoteas, también a él le gusta, le apasiona
pelear y sentirse el rey de los gatos.
—Es apremiante hacer un plan, masculló, entre dientes, —algo bueno
debe tener El Negro, ¡bien escondido!, pero algo debe tener.
Pasó la tarde maquilando un plan. Necesitaba ayuda de la banda. Ellos
saldrían beneficiados, no podrían negarse. Se hicieron amigos y hasta
festejaron su boda.
¡Los casaron!
En conclusión, saldría en su busca por la noche.
Toda la tarde se dedicó a dormir, subió a su lugar favorito, cerca del techo,
ahí nadie lo molestaba, ¡durmió a pata suelta!
Por la noche se escabulló, vio la puerta abierta y sin pensarlo, salió corriendo,
era apremiante hablar con los de la banda. Tenía mil razones para creer en
un mundo mejor, todos podían cambiar para bien, estaba seguro.
Los encontró reunidos en la azotea, cerca al árbol del hogar de Loreta, se
inquietó, ¿pensaría El Negro en hacer daño a su amada?
—¡Hola!, maulló de lejos, no podía arriesgarse a sufrir un ataque,
Loreta maullaría enojada si lo lastimaban.
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