Page 57 - Colección Rosita
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Todos se parecían a su preciosa esposa, ¡tenían motitas blancas dispersas
por todo su cuerpecito de pelaje negro!
Pero había uno blanco, hermoso y gallardo, ¡igualito a él! Sintió la dicha
del universo entrar por los poros de su cuerpo, invadiéndolo. Lo demostró
maullando con fuerza por todo el vecindario.
Vegetta se atrevió a salir de casa, subió a la azotea y festejó con su hermano
el gran privilegio de ser tía de esos hermosos gatitos que parecían ratoncitos,
¡oh ratoncitos!, corrió veloz al alcance de un osado roedor asomando por
un agujero en la pared.
La banda de El Negro, poco a poco se hizo presente, llevando todo tipo de
regalos a la feliz madre, ¡hasta El Negro llegó con cinco cascabelitos para
los recién nacidos!
—¡Bah!, maulló restando importancia, —¡los encontré en la basura!
Máximus y Loreta fueron felices por siempre, con sus cinco hijitos, en sus
siete vidas.
La vida en familia es sin lugar a dudas, lo mejor que existe, pensó Máximus,
acariciando a sus pequeños gatitos y abrazando a Loreta.
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