Page 63 - Colección Rosita
P. 63
—¿Qué es eso?, dijo en voz alta, extrañada, era de su agrado escuchar el
sonido de su voz, —parece una gota de agua, pero tiene algo dentro.
Palpó con el dedo índice la gota, parecía una esfera, como las de su arbolito
de navidad y brillaba, ¡vaya susto que se llevó!
Melania y Bertín salieron y respiraron levantando las patas delanteras,
estirándose cuán largas eran. En la gota de agua estaban muy apretados
y con el ajetreo, les dolía el cuerpo. A Melania le dolían los pies y Bertín
tenía lastimado el callo de una de sus patas.
Melania miró a la niña eufórica, ¡por fin conocía a los humanos! El ejemplar
ante ella, era lo más hermoso que hubiera visto jamás. Se atrevió a darle un
pequeño pellizco, quería saber cómo era al tacto.
—¡Qué lindas hormiguitas!, dijo Isla, —¡pero no me piquen, no sean
malvadas!
Bertín utilizó de nuevo sus polvos mágicos, lanzándolos hacia la niña para
poder hablar con ella.
—¡Hola amiguita! Soy Melania y éste es Bertín, dijo la hormiga con voz
cantarina, un poco agitada por el asma, —¿conoces el mar?
—¡Sí, y me encanta!, dijo Isla, con los ojos relucientes de felicidad y
asombro, ¡charlaba con un par de hormigas sin ningún problema!
Isla señaló con su mano hacia el norte, ¡oh sorpresa! Ahí, ante sus ojos, se
veía el mar enorme, si tuvieran que caminar tardarían dos días en llegar
(en realidad se encontraba bastante cerca), por fortuna la niña las llevaría.
—Suban a mi mano, dijo la niña sonriendo, mirándolos a través de sus
anteojos de aumento, —¡pero no me vayan a picar eh!
61

