Page 43 - Los objetos del poder
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Pasaron unos días y Barto se proponía a dejar el reino de Runas, para lo
            cual ya había entablado gran amistad con el soberano, y éste de regalo de
            despedida le obsequió otro corcel, cargado de monedas de oro y algunos
            otros objetos de valor, además le dijo: –puedes elegir cualquier mujer que
            te guste del pueblo, sólo que no esté comprometida con nadie y tenga la
            mayoría de edad, si lo haces, tendremos mayor conexión entre tu ciudad y
            mi reino cuando seas el gobernador de Magna. Incluso si lo deseas, puedes
            elegir una mujer de mi harem, esto obligó a Barto, a quedarse un día más,
            extendiendo su estancia en Runas, para buscar la doncella idónea para él.


            Encontró a una muchacha alegre y divertida, llamada Dayana, hija de
            padres de condición social media, muy semejante a la suya en Magna, al
            sentir una exorbitante gallardía, dijo la misma frase que mencionaba a las
            otras mujeres, –mandaré a una persona que venga por ti, no puedo llevarte
            ahora, espérala.


            Al salir del reino dos cosas le preocupaban; la primera, ya tenía varias
            mujeres e inevitablemente ellas se tenían que enterar que no eran la única
            en la vida de su hombre, y la segunda, Aldebarán, necesitaba saber sobré
            él, para realizar sus planes futuros. Entonces remedió la inicial situación,
            escribiendo en su libro, elegiré siete mujeres para que sean mis esposas,
            y ellas se llevaran bien, lo aceptarán y tendrán buena relación unas con
            otras, las letras azules desaparecieron, señal que era un hecho esa oración.


            Para la segunda situación debía llamar al espíritu, pero perder otro año de
            vida no era algo que quisiera, inclusive le apanicaba, sin embargo, no tenía
            opción, por lo tanto escribió en el libro Aldebarán. Nuevamente sintió,
            cómo algo dentro de su ser se esfumaba, por un instante lo invadió el terror
            al arrancársele un trozo de su alma, al desvanecerse las letras azules de
            su libro, y aparecer Aldebarán. –Ahora, ¿qué deseas saber?, –preguntó el
            espíritu. Dime, –¿qué clase de poderes tienes o sólo el libro es tu poder?
            Jajajajaja –carcajeó Aldebarán, qué clase de pregunta, nadie nunca jamás,
            ningún mortal me había hecho una pregunta de esa índole, tengo varios
            poderes más, puedo controlar el clima y abrir portales que conecten un
            lugar con otro, esos son poderes principales, los secundarios se desprenden
            de allí, obviamente si controlo el clima, puedo controlar algunos elementos


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