Page 85 - Los objetos del poder
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Capítulo 5
Un rey prudente
Con Pílaf El grande, rey de Arabasta fue muy distinto, Pílaf desde que
Barto mencionó a Aldebarán, la cueva y el libro, sintió algo muy extraño
dentro de sí, aunque Barto también le hizo un regalo excepcional, una
pluma similar a la de él, desde que el rey de Arabasta se dio cuenta del
invento, siempre quiso uno igual, era algo asombroso, una pluma que no se
entintaba por fuera, sino que tenía la tinta por dentro, era demasiado útil,
ya que él escribía mucho, tanto por labores de su rango, como por mero
gusto en sus pocos ratos libres. Pero Pílaf, aún así, no se sentía cómodo
y no supo por qué, cuando llegó a Arabasta, estando en sus aposentos,
pensando todo lo que había pasado, suspiró en voz baja el nombre del
espíritu, Aldebarán. En ese momento Aldebarán se mostró ante Pílaf, el
rey muy asustado se levantó de un estrepitoso brinco que, según él mismo,
hizo cimbrar la mansión de la impresión.
Aldebarán mencionó –me llamaste, Pílaf no podía ni mediar palabra, estaba
trabado por el susto, no sabía porqué ese ser estaba frente a él. Aldebarán
volvió a hablar, –es normal que no te acuerdes de mí, han pasado siglos
desde que nos conocimos, te contaré nuestra historia, serénate.
Era fácil decirlo para Aldebarán, pero el rey continuaba asustado, –hace
mucho tiempo, en tu vida anterior no eras un hombre, sino una mujer,
tu nombre actual es muy similar al anterior, llevabas por nombre Pilar, y
fuiste la primera reina de estas tierras, tenías tanto poder y voz de mando
que se te consideraba el mismo nivel de jerarquía que el rey de esa época,
debes saberlo, por haber estudiado en la historia de tu pueblo los reyes y
reinas que han pasado por aquí, y debes saber que Pilar ha sido la mejor
reina que ha existido, tal vez no sólo en estos dominios, sino en cualquiera
de los reinos. Tienes razón –pronunció palabras Pílaf.
Nuestra historia comienza cuando comenzabas a dejar la etapa de la
adolescencia para convertirte en una mujer, conociste por casualidad a
un asustado y extraño joven, que cargaba un libro en sus brazos, él fue el
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