Page 49 - Cuatro tres historias de amor
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Alternativa final
Escuchó una vez más la misma canción. ¿Cuántas iban?, qué
importa, la sensación de soledad era la misma, o, tal vez se
incrementaba en cada nueva reproducción: “Tengo el recuerdo
de nada/siento el anhelo de todo”, la frase no salía de su cabeza,
porque era el reflejo fiel de sus emociones. Ella lo dejó muy claro,
su intención no era formar familia, ni llegar a ese amor domesticado
que pintan en las novelas y cuentos de hadas. Era un alma libre, sin
ataduras, sólo disfrutar el momento y seguir adelante, él fue uno de
esos momentos.
No comprendía cómo esa noche, la única que estuvieron juntos, ni
una sola huella dejó en su frío corazón. Nada, ni siquiera algo que la
hiciera recapacitar y vislumbrar el perfecto amor ofrecido por ese
hombre que daba la vida por ella.
Durante meses la observó de lejos. La vio reemplazarlo más de una
vez; al principio, trató de hacerla entrar en razón, hablándole de su
amor incondicional, pero sólo provocó más rechazo e indiferencia
después de cada nuevo intento. Entonces decidió volverse una
sombra, para acariciar su reflejo en algún espejo o percibir su aroma
a lo lejos.
Acomodó sus horarios para verla salir de su departamento y
“acompañarla” a la distancia hasta su trabajo, luego, él se encaminaba
al suyo. A la hora de salida, ya había regresado y la seguía hasta que
entraba al edificio donde vivía, enseguida, iba hasta su casa, donde
dormiría tranquilo esperando el día siguiente para estar cerca otra
vez. Al llegar a su hogar, pensaba que verla llegar sola o acompañada
de algún “fulano”, carecía de importancia, no tardaría mucho en
reemplazar al hombre en turno, sin embargo, el sufrimiento al
observarla feliz, sonreír, mientras que él, en silencio, recordaba
nada y anhelaba todo, provocaba deseos de ponerle fin a todo, mas
no lo lograba.
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