Page 70 - Afuera en lo profundo
P. 70

urgencia, ella se asoma por la ventana y, como puede abre la puerta.
            La esperanza no es un tiliche que una pueda arrumbar así porque sí,
            hemos encontrado a su hija, le dice una oficial de policía que llegó
            acompañada de otro oficial, ¡Mi hija!, mamá está débil, sin embargo,
            se esfuerza y pregunta por la hora. —Son las 10:30, –responde
            la oficial. —Son varias las posibilidades de que sea su hija. Mamá
            se para en el umbral de la puerta, saca la cabeza y mira en todas
            direcciones.  —Señora,  –interrumpe  la  oficial.  —Gracias,  –mamá
            agacha la cabeza y solloza, —señora, usted no entiende, –dice el otro
            oficial de policía. —Disculpe, no nos dimos a entender, –interviene
            la oficial, —mi colega y yo estamos aquí para notificarle que hay un
            cuerpo que por las características, podría ser el de su hija.

            Me  da  la  sensación  de  que  la  oficial  de  policía  es  una  mujer
            inteligente y de que sabe hacer su labor. Si diera una plática de
            orientación  vocacional  en  la  secundaria,  más  de  una  compañera
            se ilusionaría con seguir sus pasos, pero también se me figura una
            máquina. Disimuladamente golpea con el codo a su colega y él da
            una indicación, debe acompañarnos al SEMEFO. A mamá se le va
            el aire, señora, señora, llama la oficial. Mamá se recupera y les pide
            silencio. Schiiist, luego les hace una seña para que entren. La pareja
            de policías duda, pero ella los jala hacia dentro. —¿Muerta?, –mamá
            interroga  muy bajito. —No, no  es, seguro, señora –Por, por  eso,
            titubea el oficial al dirigir la vista al amontonadero de cachivaches.
            Schits, lo calla. —Entendemos que es lamentable. No obstante, por
            el momento hablamos de posibilidades explica la oficial. Mi pobre
            madre, por un momento, se queda ida, ¿posibilidades de que esté
            muerta?, y de que se encuentre viva, por supuesto. —Por eso tiene
            que acompañarnos y entre más pronto, mejor. –La oficial golpea
            por segunda vez a su compañero y él estira la mano para señalar a
            mamá que salieran. —¡Ay!, ¡¡¡ayyy!!!, —señora…, señora, por favor,
            acompáñenos. ¡¡¡Nooo!!!, cálmese, por favor, y coopere.


            Seguramente apenas y logro imaginar por lo que usted está pasando,
            pero permítame ayudarla.





            68
   65   66   67   68   69   70   71   72   73   74   75