Page 112 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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pregunta varias veces ¿cómo es posible que las personas no puedan
            llevar siempre su teléfono celular?, ¡el teléfono celular es lo máximo!

            Estaba tan absorta todo el tiempo al teléfono que podía despertar con
            él en la mano, bañarme escuchando música, ir al baño para revisarlo,
            cuando comía y mientras trabajaba, en las fiestas familiares, cuando
            viajaba, en todo momento: mañana, tarde, noche, siempre había
            algo que éste me pudiera decir, recordar, o donde podía compartir
            lo que hacía y todo a mi alrededor giraba en torno a él. Hasta cuando
            tomaba una siesta o me iba a dormir, cabeceaba y me pegaba con
            el teléfono en la cabeza porque no lo soltaba. Siento que me hice
            experta usándolo, sabia muchas funciones, aplicaciones, sabía hacer
            filtros, tomar selfies, mandar correos electrónicos, escanear, usar
            mis dedos a una velocidad impresionante para mandar mensajes
            de texto…, podía hacer todo mi trabajo sólo con el celular. Y hasta
            pensándolo bien, creo que podía sentir que me sentía aceptada,
            que pertenecía a los grupos sociales en los que estaba, después de
            todo, tenía un poco más de 2,000 amigos, una gran capacidad para
            comunicarme; y también me gustaba mucho saberme el centro de
            atención y llena de halagos con todos los comentarios que solían
            hacerme por mi apariencia, todos me daban like o manita arriba.


            Ni siquiera me di cuenta cuándo empecé a dejar de ver a mi alrededor
            para sólo ver mi teléfono. Tal vez es por eso que ni siquiera me di
            cuenta cuando despidieron a tres de mis compañeros de trabajo, ni
            cuando se mudaron mis vecinos y llegaron otros, ni cuando quitaron
            la tienda de la esquina. Sólo hasta que me quedé sin él, me percaté
            de muchas cosas que pasaban a mi alrededor. Ni siquiera me daba
            cuenta porqué el celular era mi diario vivir y nunca pensé lo tan
            adicta que estaba a las redes sociales y al dispositivo electrónico.


            Pensándolo en retrospectiva, creo que hubo algunas cosas que hice
            antes de que todo esto llegara a su desenlace. Recuerdo haberme
            puesto  como  loca  en el  metro  cuando  me  quedé  sin  batería,  iba
            sentada tranquilamente y estaba muy emocionada subiendo videos
            y haciendo comentarios a algunas publicaciones cuando noté que la




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