Page 108 - Empatizando. Relatos para jóvenes
P. 108
Como dos gotas de agua
Pasó como en los años ochenta, yo iba de visita a una ciudad del
centro del estado a recoger papeles del trabajo, pensaba regresar
muy pronto, ese mismo día, a mi casa. Pero de repente, empecé a
sentir que me seguían, y no estaba equivocado, era la policía; me
detuvo como en una escena de película. Me rodearon, me apuntaron
con sus armas y me metieron muy rápido a una camioneta, no sabía
qué pasaba. Me llevaron a la comisaria y ahí me hicieron pasar a
un cuarto que olía a puros orines, había una mesa y dos sillas; me
sentaron, me preguntaron muchas veces que, ¿qué estaba haciendo
ahí?, me decían Pedro Gómez, una y otra vez. Yo les dije que no me
llamaba así y que iba por unos papeles de trabajo, no me creyeron,
me empujaron, me gritaron, me pegaron con la macana y me
cachetearon. Eso pasó durante varias horas del día, ellos no querían
escucharme, no quisieron corroborar mi información.
Me decían una y otra vez que ya me tenían en la mira y que sabían de
todos mis asuntos turbios. Entrada la noche las cosas no cambiaron,
ellos siguieron pegándome, sólo veía que unos se iban y llegaban
otros, me torturaban, me taparon la cabeza con una especie de saco,
me echaron agua, me tiraban de la silla una y otra vez.
Pedro Gómez, dinos qué vienes a hacer aquí, dinos dónde están los
demás.
Yo no sabía de qué me estaban hablando; mis pensamientos iban
y venían pensando que, si me mataban qué pasaría con mi familia,
quién les diría que pasó conmigo, qué pensarían de no verme llegar
nunca. Me sentía afligido y pasaba del sentimiento de rabia al llanto
cuando pensaba en mi familia.
Más te vale que nos digas qué estás haciendo aquí y dónde están los
demás, sabemos quién eres, ya te teníamos en la mira.
106

