Page 42 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Bajo hipnosis
Estaba en casa, escuché a mis hijos bajar las escaleras pidiendo su
desayuno. Me apresure a servirles cereal con leche y encaminarlos
para que se fueran a la escuela, pronto bajó mi esposa, me dio un
beso y me dijo que iría de compras. Yo me apresure a arreglarme
para que no se me hiciera tarde para ir a trabajar. Tomé las llaves del
auto y casi sin querer por poco tiraba un marco con una fotografía
de la familia. En la foto está mi esposa, mis hijos Efrén y Julián, y
yo, hice malabares para que no se cayera al suelo. Me despedí y salí
de la casa; afuera vi un carro gris, pero no era mi carro, me sentí
desconcertado, cuando volví la mirada hacia la casa, me di cuenta
de que esa ya no era mi casa, era otra fachada, era muy diferente.
Nunca antes había tenido una sensación tan extraña.
Como movido por un impulso, me dirigí a la entrada, abrí la puerta,
no tenía seguro, y empecé a caminar por ella. Todo era diferente:
los muebles, el piso, el color de las paredes. Pronto vi, arriba de la
chimenea una fotografía, ahí estaba yo, junto con varias personas.
Estábamos en un bote y yo llevaba en las manos un enorme pez.
No reconocí a las personas de la foto, pero ese de en medio era
sin dudarlo, yo mismo. Escuché el timbre de un teléfono, lo busqué
por todos lados y alcancé a contestar. Alguien preguntaba por mí
y querían saber si confirmaría mi cita con la terapeuta para las 10
de la mañana. Me pareció tan extraño, ¡¿yo en terapia?!, faltaban 25
minutos. Pregunté la dirección y me dirigí hacia allá.
Cuando llegué me atendió una terapeuta muy joven, me preguntó
sobre cómo seguía mi tratamiento, la verdad no supe de qué me
estaba hablando. Ella me pidió recostarme en el diván y me hizo
seguir con la mirada una especie de collar con un objeto. Creo
que me hipnotizó. Pero recuerdo con mucha claridad lo que pasó
mientras estuve bajo ese efecto.
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