Page 45 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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empresa de la cual era gerente. Era una casa hermosa, pero nunca
            me sentí más solo que estar ahí; me sentía muy cansado y me quedé
            dormido en el sillón de la sala.

            Cuando desperté era otra casa, muy iluminada, llena de juguetes
            por todas partes. Había un perro que se alegraba de verme y me
            lengüeteaba la cara. Vinieron cinco niños, de diferentes edades,
            todos saltaron sobre mí en la cama, estaban contentos. Querían que
            jugara con ellos, pasé un agradable rato, pero ni siquiera recuerdo
            cómo se llamaban. Esa era una vida muy alegre pero también muy
            cansada.

            Tomé las llaves del carro que estaban en la mesa de la cocina y salí
            de ahí, sólo recuerdo que volví al consultorio de la terapeuta que al
            verme, volvió a preguntar —¿Cómo le va con su tratamiento?, ¿ha
            tomado las medicinas como se lo indiqué? Recuéstese en el diván,
            cierre los ojos. Cuando cuente hasta 10 sentirá un profundo letargo,
            uno, dos, tres, cuatro…

            De repente estaba en otra casa, la que creí que era mi casa, el mismo
            domicilio, la misma colonia, pero adentro, era otro mundo, otra
            fotografía, otro Mario, otra familia, otra vida. Todos los días vivo
            vidas que no conozco.




























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