Page 53 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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¿Dónde y con quién estabas?



               Creo que estar enamorada es lo más sensacional que me haya
            pasado en la vida. Conocí a Gustavo cuando tenía 22 años, en el
            que fuera mi primer trabajo. Me gustó desde el primer momento y
            creo que yo a él. A partir de ese momento empezamos a estar más
            tiempo juntos, creo que llegó un momento en el que debí pensar
            que sólo sería mío y que nadie más tenía siquiera derecho de verlo,
            pero también pensé que si él me tenía a mí no tendría razón para
            ver a otras chicas.

            Aún recuerdo el día de la boda, el día en el que con mis votos le hice
            saber que sólo sería para él y esperaba su correspondencia. Te elijo
            a ti y te volvería a elegir vez tras vez, todos los días. Quiero caminar
            contigo por las montañas y los valles de esta loca vida, te tomaré de
            la mano y te proporcionaré el amor, te cuidaré la espalda y cuando
            estés triste, te limpiaré las lágrimas. Luego vino el acepto mutuo.
            Sentí que, desde entonces, sólo tendríamos que centrar nuestras
            miradas el uno en el otro.


            Gustavo es para mí, el mejor hombre y el más guapo de todo el
            mundo, sólo tengo ojos para él. No me concibo sin él en mi vida.
            Sé que es un hombre trabajador y bueno, es lo mejor. Aunque debo
            reconocer que me ha dado varios disgustos.


            Pero luego algo pasó, yo sentí que las cosas no estaban funcionando
            como pensaba. Cuando empezó a llegar tarde y veía el reloj, los
            minutos y los segundos se hicieron eternos, me provocaba rabia,
            desánimo, desesperación, y cuando por fin lo veía cruzar la puerta,
            le reclamaba su tardanza.


            Si llevaba un botón desabrochado (aunque hiciera mucho calor), le
            refutaba, también si veía a alguna chica cuando salíamos a la calle.
            Odiaba que cambiara las cosas de su ropa de lugar. Él siempre se
            quedaba en la casa, salir con él se hizo imposible, no toleraba ver




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