Page 57 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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¿Es verdad?



               Había ganado el respeto,  atención y admiración de muchas
            personas por mi manera de ser. Había descubierto que a muchas
            personas les gusta escuchar a personas como yo, que hemos sido
            triunfadores a una corta edad. Soy Samuel, tengo 25 años y siempre
            creí que era una persona exitosa, desde los 16, descubrí que tenía
            mucha habilidad para relacionarme con personas importantes, me
            gustaba hacerles la plática.


            Eso me abrió puertas de muchas maneras, empecé a tener buenas
            vestimentas de marca, lociones, celulares, relojes caros; empecé a
            visitar lugares finos, tenía amigos con mucho dinero que con mucha
            frecuencia me invitaban a sus fiestas, a paseos en yates, a la playa;
            también tenía muchas amigas y novias, por así decirlo, que se sentían
            atraídas hacia mi persona por mi manera de ser y por mi riqueza.


            Mi primer trabajo fue como escritor de telenovelas para una
            conocida cadena de televisión, ganaba mucho dinero y podía darme
            muchos lujos y extravagancias como comprar un carro deportivo,
            tener un departamento en la zona de Polanco, hacer fiestas casi cada
            fin de semana y tener una colección de vinos internacionales, así
            como equipos de alta tecnología en celulares y de sonido.

            Tal vez no tenía suficientes estudios, pero yo nací con un talento
            nato para salir adelante trabajando, o al menos eso era lo que yo
            creía. Hasta que un día me empezaron a hostigar las personas, que
            si en realidad escribía, que si vivía en Polanco, que si era verdad que
            el carro de afuera era de mi propiedad. Sólo el tiempo se ocupó de
            todo, y una tras otras fueron cayendo las mentiras que había dicho.
            Me demandaron, me acusaron de mentiroso, dijeron que yo era
            un fraude. Las que creí mis amigas me dijeron que la mentira y el
            engaño caen por sí mismas, que al final todo se descubre. Perdieron
            la confianza en mí y me abandonaron, incluso mi propia novia,
            quien me dijo haberse cansado de ser ella quien tuviera que pagar
            las cuentas de comida y cine.




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