Page 33 - Entes y apariciones entre nosotros
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Difícil despedida



               Esa tarde me encontraba plácidamente sentada en la sala de mi
            amiga Edith, cuando uno de sus muñecos de peluche me llamó
            mucho la atención, no sé qué era lo que tenía, algo era diferente,
            o tal vez algo era especial, no sabía qué, pero me llamaba mucho
            la atención, sin embargo, la tarde continuó siendo muy amena con
            ella.


            Cuando iba para la casa, recordé que días atrás, camino a la tienda
            que se encuentra como a tres cuadras, me encontré a Román del otro
            lado de la calle, iba muy apresurado por lo que sólo me dijo adiós
            con la mano, lo curioso es que él llevaba un muñeco de peluche muy
            parecido al de mi amiga, que también llamó mi atención, pero no
            daba con aquello que me inquietaba.


            Pensando en ello, ni cuenta me di cuando llegué a mi casa, pues
            había algo en esos muñecos que no me dejaban pensar en nada
            más, así que, al llegar, cerré la puerta con llave, pues era de noche,
            y la regla en mi familia es que, el último que se encontrara en la
            sala aseguraba la puerta. Avisé que había regresado, me fui a mi
            recámara, tomé mis cosas y me dispuse a terminar la tarea que tenía
            pendiente, ya que al siguiente día se tenía que enviar.


            Y es que, la pandemia que estábamos sufriendo, nos encerró en
            casa por mucho tiempo, no había posibilidad de salir, los contagios
            estaban muy fuertes, las noticias de fallecimientos estaban cada
            vez más cercanas a las familias de los amigos, los conocidos; por
            eso, mi mamá me dejaba salir sólo para ir a la tienda, y es cuando
            aprovechaba para visitar a mi amiga.


            Después  de  terminar  la  tarea  y  enviarla,  me  puse  a  revisar  mi
            Facebook, de pronto, me quedé helada, una publicación había hecho
            que descubriera lo de los muñecos, con razón llamaban tanto mi
            atención, me quedé fría e inmediatamente la piel se me empezó a




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