Page 36 - Entes y apariciones entre nosotros
P. 36
todos modos ya no quería estar allí, me despedí y me fui a mi casa,
lo malo es que ahora sentía la presencia del muñeco.
Llegué a casa, avisé y me metí a mi cuarto, la idea no se me quitaba
de la cabeza, ese muñeco se movía; fue entonces cuando me llegó la
idea de saber qué estaba sucediendo en la familia de Román, pues
también tenían un muñeco, pero ya no quise ir, así que le mandé
un mensajito a mi amigo para asegurar que estuviera en su casa
y desocupado, como me dijo que sí, inmediatamente le hice una
videollamada.
Román me contestó rápido, sonriente, estaba sentado en su sala
viendo televisión, con una sonrisa de oreja a oreja, se me quedaba
viendo sin decir nada, así que le dije:
—¡Hola, amigo!
Y él soltó la carcajada, entonces le pregunté porqué se reía, me
contestó que seguramente traía un chisme que no aguantaba por
platicarle, que ya me conocía.
Me disculpé con él, le dije que no era chisme, que más bien era
consulta, él sorprendido dijo:
—¿Consulta?, ahora…, ¿de qué se trata?, –y como saben que soy
muy directa, pues que se la suelto como iba:
—Pues fíjate amiguito, que traigo una preocupación, espero que
no te ofendas, pero tengo que contarte algo.
Entonces le empecé a platicar lo que había vivido en casa de Edith,
que a ella en varias ocasiones también le había sucedido. Él empezó
a platicarme que, en su casa también estaba ocurriendo, que él ya lo
había notado, pero no había dicho nada, pues a veces veía cómo el
muñeco se caía sin que hubiera aire o motivo. Que efectivamente,
lo veía volteado hacia un lado y cuando volvía a pasar estaba viendo
34

