Page 68 - Entes y apariciones entre nosotros
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Julián no se dio cuenta, pero cuanto más tiempo pasaba con su
            dichosa tabla, su casa se sentía más fría, oscura, y a pesar de que
            era de día, daba un aspecto tétrico. No obstante, él continuaba
            preguntando y se llenaba de gusto al ver los sombríos movimientos
            realizados de manera sobrenatural. Jugó todo el día, y aunque en
            algún momento sintió hambre, su interés lo mantenía pegado a ese
            oscuro pasatiempo.


            Nuevamente la tabla le avisó del retorno de su madre, por lo que
            Julián continuó realizando preguntas y hasta el último momento, de
            manera apresurada, con un fuerte soplido apagó las velas, guardó
            la tabla y regresó a la sala aparentando estar entretenido con la
            televisión. Al entrar su madre, otra vez sintió ese ambiente helado,
            pero ahora su casa le parecía lúgubre. Le preguntó a Julián si había
            hecho algo malo, pero él, sin dejar de ver la televisión, la ignoró, ella
            sabía que algo pasaba, preparó la cena y lo llamó a la mesa.


            Fue entonces cuando lo notó, Julián tenía unas oscuras ojeras, como
            si llevara semanas sin dormir, se veía desmejorado, ausente, pues,
            aunque su madre trataba de hablar con él, sólo le contestaba con
            monosílabos, sin integrarse a la plática. Sin dudarlo, su mamá corrió
            a abrazarlo, le dio besos en la frente, en las mejillas y empezó a
            llorar, su hijo, no mostraba ninguna reacción, estaba como ido.


            La señora le preguntaba cómo se sentía, pero él no contestaba, seguía
            comiendo su cena, pero su rostro denotaba ausencia, le acarició su
            pelo, lo abrazaba, pero su hijo no respondía. Le preguntó si estaba
            enojado, suponiendo que eso era el motivo de la actitud, pero la
            cara que le veía la preocupaba.


            Se sintió aliviada de que Julián terminara su cena y se fuera a la sala,
            a continuar su programa, supuso que estaba imaginando cosas, quiso
            creer que era por la adolescencia, pero algo le decía que no era así.
            Pensó en llevarlo al doctor al siguiente día, pero desafortunadamente
            su teléfono sonó, las malas noticias la perseguían, su amiga estaba




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