Page 27 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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—Sé que soy una persona sin educación, estoy consciente de
ello, pero eso de que los muertos vienen a visitarnos esos días
no lo puedo aceptar. Esas son cosas de gente ignorante.
—Juana, y que además es mi amiga, me contó que la vio cerca de
nuestra casa, y que, aunque no la conoció, se parecía mucho
a mí. Además, me dijo que vio a don Pepe y a su esposa que
fallecieron hace dos años. Los vio saliendo del panteón en
dirección a su vieja choza.
—¿Cómo puedes creer tantas tarugadas?
—Me contó que en las casas en las que no les ponen ofrendas, los
muertitos se ponen muy tristes ya que se sienten olvidados.
—Nadie puede ver a los muertos y todo lo que esa mujer te
cuenta es mentira.
—Las gañas de los perros.
—¿Qué?
—Las gañas o lagañas de los perros ayudan a ver a los difuntitos.
—¡Eso es asqueroso!
—Tú sabes que se cuentan muchas cosas sobre los perros, como
que pueden sentir la muerte cuando está rondando a alguien,
o que pueden ver cosas que nosotros no podemos. Juana dice
que si te las pones en los ojos el día de los santos difuntos, los
puedes ver llegar hasta las ofrendas.
—¡Tonterías!
Fidel, muy molesto, salió de la choza y buscó un lugar tranquilo
para estar solo y meditar sobre lo recién ocurrido. Sus pasos lo
llevaron cerca del panteón donde se encontraba su querida Teresa.
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