Page 29 - Una vida dedicada a la enseñanza
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Mientras María y Rosa deambulaban por las calles empedradas, el
            crepúsculo transformó Guanajuato en un tapiz de sombras y luces
            doradas. Las risas y las conversaciones animadas llenaban el aire,
            entremezcladas con el aroma del mole y las tortillas recién hechas.


            Se detuvieron en una pequeña plaza donde un grupo de niños jugaba
            a la cuerda. Rosa, siempre con un espíritu juguetón, desafió a María
            a unirse. Al principio, María dudó, pero pronto se dejó llevar por la
            alegría del momento, saltando al ritmo de las risas y los cantos de
            los niños.


            Después de unos minutos, exhaustas pero sonrientes, las dos amigas
            se sentaron en  un banco cercano. Hace años  que no  jugaba  a la
            cuerda, admitió María, jadeando un poco. Me había olvidado de lo
            divertido que era.


            Rosa rio, su rostro iluminado por la luz de una farola cercana. A
            veces olvidamos las pequeñas alegrías de la infancia. Pero, ¿no es
            maravilloso cómo un simple juego puede traer tanta felicidad?

            María asintió, su mirada perdida en la distancia. Es verdad, la infancia
            tiene esa magia, esa capacidad de encontrar alegría en los momentos
            más sencillos. Me pregunto si, cuando crecemos, perdemos un poco
            de eso.


            La  conversación  se  tornó  más  profunda  a  medida  que ambas
            reflexionaban  sobre  los  cambios  y  desafíos  de  crecer.  Hablaron
            de sus sueños, esperanzas y miedos. Aunque habían sido amigas
            durante años, esa noche descubrieron nuevas facetas la una de la
            otra.


            Y mientras la ciudad de Guanajuato seguía su danza nocturna a su
            alrededor, María sintió una conexión más profunda no sólo con
            Rosa, sino también con ella misma. Se prometió nunca olvidar la
            alegría y la maravilla de esos momentos sencillos y verdaderos.





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