Page 34 - Una vida dedicada a la enseñanza
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El corazón de María latió con fuerza. La posibilidad de compartir su
pasión la llenaba de emoción. Me encantaría, señor Romero, gracias
por darme esta oportunidad.
De regreso a casa, María comenzó a prepararse. Seleccionó las
leyendas más cautivadoras y ensayó cómo contaría cada historia,
dándole vida con su voz y sus gestos. Quería que los jóvenes no sólo
escucharan las palabras, sino que también sintieran la magia y el
misterio que las rodeaba.
La noticia de la presentación de María se difundió rápidamente, y
pronto, no sólo los estudiantes, sino también muchos residentes
de Guanajuato estaban ansiosos por escucharla. La ciudad estaba a
punto de reunirse en torno a las historias del pasado, y María estaba
en el centro de todo.
El día de la presentación, María sintió un torbellino de emociones,
ansiedad, emoción, nerviosismo, pero, sobre todo, un profundo
deseo de hacer justicia a las historias que tanto amaba. Llegó a la
escuela una hora antes para prepararse, y encontró el aula ya repleta
de estudiantes murmurando con anticipación. Las sillas adicionales
se habían colocado en filas, y a medida que pasaba el tiempo, incluso
los pasillos se llenaron de gente.
Con el corazón en la garganta, María subió al pequeño escenario
improvisado en el aula. Se acomodó un mechón de cabello detrás de
la oreja y respiró hondo, buscando en la multitud los ojos amables de
su abuela Margarita. Al encontrarlos, sintió una oleada de confianza.
Con voz clara y apasionada, comenzó con la leyenda del Callejón
del Beso, describiendo el amor trágico entre doña Carmen y don
Luis, y cómo su amor prohibido dejó una marca eterna en la ciudad.
Los estudiantes escuchaban con los ojos abiertos, colgados de cada
palabra, cada pausa, cada suspiro.
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