Page 43 - Una vida dedicada a la enseñanza
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No pasó mucho tiempo hasta que María encontró un pequeño nicho
en el túnel, en el que había una vieja lámpara de minero y un puñado
de monedas antiguas. Intrigada, decidió tomar una de las monedas
y estudiarla. Tenía grabado el perfil de un hombre, pero no lograba
identificarlo. María pensó, será una de esas monedas que Pablo y
sus amigos buscaban.
Luego, al levantar la mirada, notó que el nicho tenía grabada una
pequeña inscripción: “para aquellos que buscan más que tesoros”.
María se sintió conectada de alguna manera con esa frase, como si,
al igual que Pablo, estuviera buscando algo más significativo en su
vida.
Al regresar a casa esa tarde, le mostró la moneda a Margarita y le habló
sobre el nicho y la inscripción. La abuela sonrió con complicidad,
como si supiera algo que María aún no descubría.
Las historias de Guanajuato, querida, están llenas de misterios que
van más allá de lo tangible, –dijo Margarita, tomando la moneda
entre sus manos. Algunos buscan tesoros, otros buscan respuestas, y
otros, como tú, buscan inspiración. Y en ocasiones, es en los lugares
más inesperados donde encontramos lo que realmente buscamos.
María asintió, pensando en lo que su abuela había dicho. Tal vez, al
igual que Pablo, ella estaba destinada a encontrar algo más grande
que un tesoro, algo que guiaría su camino hacia el futuro.
María comenzó a sentir una fuerte conexión con las calles y
recovecos de Guanajuato, cada rincón le contaba historias del
pasado y de vidas que se habían cruzado por esos mismos caminos.
No pasó mucho tiempo hasta que su curiosidad la llevó al jardín
de la Unión, un lugar lleno de vida y música. Aquí, los mariachis
tocaban sus melodías tradicionales, y las parejas jóvenes paseaban
tomadas de la mano bajo la sombra de los árboles.
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