Page 46 - Una vida dedicada a la enseñanza
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Al terminar su visita, María se encontró con una sala, donde niños y
jóvenes estaban participando en un taller educativo sobre la historia
de la Independencia.
Miró con atención cómo un joven maestro, con entusiasmo,
utilizaba métodos interactivos para enseñarles. Los niños estaban
absortos, participando activamente y haciendo preguntas. María se
dio cuenta de que aquel maestro no sólo estaba impartiendo hechos
históricos, sino que estaba inculcando en esos jóvenes el amor por
aprender y la curiosidad por descubrir más.
Al salir, María sintió una nueva inspiración. No sólo quería ser
maestra, quería ser una maestra que inspirara, que dejara huella
en sus estudiantes, que utilizara la historia y la cultura de su tierra
como herramientas para enseñar.
Esa noche, escribió en su diario: la educación no se trata sólo de
transmitir conocimientos, sino de encender una chispa en el corazón
de los estudiantes, de hacerles ver el mundo con ojos curiosos y
hambrientos de saber, quiero ser esa chispa. Con ese propósito en
mente, María comenzó a esbozar su plan para los próximos años,
decidida a convertirse en la educadora que siempre soñó ser.
María comenzó a prepararse para ingresar a la universidad y seguir la
carrera de educación. Pasaba horas en la biblioteca local, devorando
libros sobre pedagogía, métodos de enseñanza y filosofía educativa.
Además, aprovechaba cada oportunidad para aprender más sobre la
rica historia y cultura de Guanajuato, buscando formas de integrar
estos conocimientos en su futura enseñanza.
Por las tardes, luego de sus estudios personales, María ayudaba
en el taller artesanal de su familia. Mientras moldeaba barro o
tejía, conversaba con su abuela Margarita sobre la importancia de
preservar las tradiciones y cómo estas podían ser herramientas
valiosas en el aula. Margarita le contó sobre las viejas costumbres,
las festividades, y le transmitió recetas tradicionales que habían
pasado de generación en generación.
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