Page 25 - De este mundo... y del otro
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muy dispuestas para saber cuál era su comisión, cómo podían apoyar para
            la realización del evento cívico, por lo que también fueron consideradas.


            En mi camino de regreso a la parada de la combi, iba pensando cómo
            habían pasado las cosas, cómo al principio ni me saludaban y ahora hasta
            iban a participar en la festividad, y así, los 45 minutos que caminaba,
            se iban volando, sólo regresaba a la realidad cuando el lodo intentaba
            quitarme las botas, en ese momento sabía que estaba por llegar a la
            parada.


            Y bueno, la fecha llegó, los niños muy bien vestidos y peinaditos hicieron la
            gala como excelentes actores, por primera vez había visto a los papás asistir
            a la escuela, las mamás estaban maravilladas con sus hijos, ese día, hasta el
            clima estuvo de nuestro lado, ya que un radiante sol fue testigo de nuestro
            gran evento, al final del cual, los aplausos duraron una eternidad, mis niños
            y yo estábamos muy emocionados, muy satisfechos del éxito alcanzado.


            Ese día, los padres de  familia  me tenían  preparadas dos sorpresas; al
            terminar la celebración, les dirigí unas palabras de agradecimiento por
            haber  apoyado a sus  hijos  en la preparación del  evento, por su  gran
            colaboración en los arreglos, y a los señores, por haber asistido, ya que,
            para sus niños, era muy importante ver que sus papás se interesaran en
            sus actividades, yo hablaba elocuentemente y reconocí la participación de
            cada uno de ellos, y para finalizar, me dieron un afectuoso aplauso.


            Lo que yo no me esperaba, era que, al terminar los aplausos, uno de los
            papás se levantara y pidiera la palabra. Pensé que era por la emoción de
            haber visto a su pequeño en acción, y sí, pero además, comentó que todos
            estaban muy contentos, que era la primera vez que la comunidad tenía una
            maestra tan dedicada y que sus hijos no paraban de platicar todo lo que
            hacían en la escuela, es más, que ellos ya se habían aprendido las canciones
            de los niños, de tanto escucharlas, así que me pidieron, de favor, que los
            acompañara a una de las casas más cercanas de la escuela.


            No pude resistirme, ya que los niños corrieron a mis brazos y me tomaron
            de la mano para llevarme, entonces, empezamos a caminar rumbo a la casa,


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