Page 30 - De este mundo... y del otro
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admirar los detalles y seguía siendo maravillosa, tanto de cerca como de
            lejos, sin embargo, sin querer, en mi mente me quedé pensando, ¿ciudad?,
            si apenas son unas cuantas casas, ellos eran muy pocos habitantes en su
            localidad, pero respeté sus palabras y continué diciéndoles cuan hermoso
            era su monumento.


            Después de un buen rato, iniciamos nuevamente el camino, a la vez que me
            decían lo orgullosos que estaban de su guardiana y que muy pocas personas,
            fuera de los locales, la conocían, que me había ganado su confianza por ello
            me compartían su tesoro, y mientras caminábamos, seguía comentándoles
            lo admirada que estaba, los detalles, el gran tamaño, el pectoral luminoso,
            su conservación y todos ellos se sentían alagados, por ello no me di cuenta
            cuánto camino habíamos avanzado y sin más ni más, me encontré en el
            lugar más asombroso que jamás había conocido.


            Al salir de la maleza y del frondoso bosque, nos encontrábamos caminando
            en una hermosa calzada de piedra, de unos cuatro metros de ancho, y a
            los lados cuatro bellísimas pirámides, al final de la calzada una pequeña
            pirámide, como si fuera un teatro al aire libre, y entre las construcciones,
            a los lados y atrás, pasto, como recién cortado, el lugar era lo más bello
            que había visto, caminaba entre la gente volteando para todos lados, no
            lo podía creer, como si me hubieran teletransportado al pasado, era un
            espectáculo único, pero todavía había más.


            Caminamos por la calzada hasta llegar a la pirámide final, la cual no era
            tan alta como las demás, me dijeron que me detuviera unos 20 metros antes
            de llegar a ella y mandaron a uno de los niños que se subiera, el niño salió
            corriendo, subió la escalinata, se situó en la parte alta, volteó hacia nosotros
            y me empezó a hablar, ¡No podía creer lo que estaba sucediendo!, el niño
            nuevamente mencionó los motivos por los que me habían llevado, cosa
            que me honraba, pero lo más sorprendente, era que lo estaba escuchando
            tan claro como si estuviera a mi lado, como si me estuviera hablando por
            micrófono, el lugar tenía una acústica fantástica, no sabía cómo lo habían
            logrado, no se veían paredes que contribuyeran a mantener el sonido, todo
            el lugar estaba abierto, era una experiencia única, nuevamente empecé a
            agradecer a la comunidad por haberme llevado.


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