Page 58 - Donde vive la imaginación
P. 58
Aquello fue una gran tragedia, y lo era aún más por las noticias que se
regaron después en los periódicos, mostrando una nota devastadora en
primera plana:
“Hombre millonario mata a su familia”...
Desde ese día por el terrible dolor de la pérdida y la mala interpretación
de los hechos, Pedro Botas no volvió a ser el mismo. Poco a poco se hundió
en una gran depresión. Su familia, su hermano, lo eran todo para él, por
lo que perdió todo su dinero, al cabo de un tiempo sus negocios se vinieron
a la quiebra.
En una charla con un doctor que le había hecho exámenes, nos dijo que
el cerebro de Pedro Botas se había bloqueado y que desde ese día sale a
recorrer las calles de la ciudad con la idea de llegar a sacar a su familia
del incendio. Pero que en su cabeza no existe el dato preciso del lugar.
Lo había olvidado y por eso recorre toda la avenida de inicio a fin con la
esperanza de reconstruir sus recuerdos.
Se le ve desorientado cuando va al volante de su Tsuru blanco como un
foráneo que ha perdido el rastro. Sus ojos aún reflejan aquella alma llena
de caridad cuando la gente se detiene y lo reconoce. Él sólo se concentra
en observar con lentitud las casas, a las personas y los lugares por los que
va pasando.
A veces le gusta detenerse en las esquinas, a veces se detiene bajo la sombra
de un árbol, y sólo a veces pregunta que si conocen La Casa del Vaquero,
pero como eso pasó hace muchos años, las personas le contestan con un
“no” y tras escuchar siempre la misma respuesta, regresa a la calle con el
anhelo de volver a ver las luces encendidas de aquellas botas gigantes o,
simplemente, la sonrisa de su hermano contemplándolas frente aquel lugar
que había desaparecido de su memoria.
56