Page 125 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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¡Sí, que respire el poro, que respire el poro...!
En los días de asueto decembrino tuve oportunidad de tener un
reencuentro con la época de oro del cine mexicano, a través de la televisión.
¡Qué grandes actores y actrices teníamos caray! Pero no únicamente entre
los consagrados, también entre los que hacían pequeños papeles o daban
réplica a los principales en algún momento crucial de la trama. Muchas
veces ni siquiera hablaban; bastaba con un gesto, un ademán, o tan sólo
presencia en la escena, le daban a ésta la fuerza dramática, o cómica, que
el director del filme estaba buscando para redondearla.
Para el gran público solían pasar desapercibidos estos personajes, pero el
que dirigía el desarrollo de la filmación sabía porqué los había ubicado en
ese lugar, haciendo lo que correspondía, pero otros aficionados al cine, más
sensibles y observadores, tomaban en cuenta estos detalles y valoraban la
mínima participación de aquellos actores y actrices que tenían a su cargo
estas intervenciones, llamadas comúnmente de relleno.
Por ejemplo, nunca supe cómo se llamaba o quién era, un actor que salía
en todas las películas donde se requería mostrar una cara o presencia
cadavérica, que surgía de algún área obscura y solamente su rostro era
iluminado por alguna vela o lámpara mortecina, señalándole unas ojeras
de alguien con diarrea de, por lo menos una semana, u otras veces era el
misterioso mayordomo de algún personaje siniestro y, con su presencia,
acentuaba más el entorno de misterio que se quería obtener. Nunca le
oí pronunciar más que dos o tres palabras, y éstas, en tonos lúgubres y
profundos, pero para esas situaciones, era insustituible.
Había otros que estaban identificados con los arrabales de la capital
mexicana y habitaban en las casas de vecindad, o eran venteros en la
Lagunilla, San Juan de Letrán, Correo Mayor, etc.
Si las escenas se desarrollaban en algún cabaret de la época, como en las
películas de Juan Orol, siempre eran los mismos gángsters, los que en el
tiroteo con la policía o con bandas rivales, morían al primer disparo o,
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