Page 123 - Los objetos del poder
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una velocidad anormal, se activarían en pocos minutos de forma
                  natural  todos los  volcanes del mundo, aun los  inactivos, habría
                  maremotos con olas más altas de lo que puedes imaginar; en cuestión
                  de horas no quedaría nada de lo que conoces, ni la vida misma se
                  salvaría de tanta calamidad, yo puedo manipular a mi antojo los
                  desastres naturales, pero ellos se conectarían a gran escala si no tengo
                  precaución y cuidado con el don que tengo.


                  Por otro lado, mis portales también tienen sus desventajas, y no en
                  mi contra, sino en contra del mundo, éstas atentarían contra la vida,
                  puedo abrir portales tan enormes como un continente, incluso aún
                  más grandes, y conectarlos al frío y obscuro universo que yace más
                  allá del planeta. Si esto sucediera se rompería en pedazos todo el
                  mundo, el oxígeno y el agua serían transportados a donde no existe
                  nada, lejos de cualquier estrella o astro.


                  Nunca vuelvas a desafiar a un poder más allá de lo que puede realizar
                  un mortal, nosotros los inmortales tenemos la misión de mejorar, no
                  de destruir, pero si nos lo propusiéramos podríamos causar daños
                  irreparables.

                  Barto apenado pidió disculpas nuevamente y respondió, –me cegó
                  la avaricia, el querer cada vez más poder, te pido perdón por creer
                  que sería superior a ti, pensar en que pudiera vencerte. Sin embargo,
                  tienes que aceptar que te divertiste, –dijo al final, queriendo aparentar
                  una forma un poco graciosa y chusca,  como si sus  acciones  se
                  pudieran ejemplificar en una caricatura infantil. Barto preguntó por
                  simple curiosidad, asociando las diferencias de fuerza de un mortal
                  contra la del ánimo, –¿algún ser inmortal ha desafiado a una deidad
                  alguna  vez?  De  ninguna  manera,  –respondió  molesto  Aldebarán,
                  ellos son los creadores, no hay nada más allá de su infinito poder, nos
                  destruirían en un santiamén, la diferencia entre fuerzas es abismal,
                  no oses blasfemar de nuevo con una pregunta como esa.


                  Lo cierto es que la implacable sed de conocimiento del emperador,
                  lo impulsaba a realizar  preguntas  que no siempre agradaban  a


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