Page 42 - Cuatro tres historias de amor
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primeros talleres; les repartió una carpeta, en donde se encontraban
            las indicaciones y agenda del día.

            Mientras esto ocurría, entraron tres personas más a la sala, dos
            eran conocidos de Sandra de la capacitación del año pasado, al
            otro, nunca lo había visto, pero le llamó la atención su facha, vestía
            unos pantalones color gris a cuadros con camisa negra desfajada,
            un maletín algo gastado cruzado al hombro, cabello largo recogido
            en una coleta, un collar tipo hippie con una obsidiana y tenía unos
            grandes ojos negros enmarcados por una ceja poblada, que parecían
            escudriñar de forma maliciosa todo lo que veían, “¡qué joven tan
            extraño!”, pensó ella, sin embargo, no podía dejar de verlo.

            Como llegaron tarde, se dispersaron en las sillas que encontraron
            vacías, quedando el joven desconocido al lado de Sandra. En esos
            momentos, quería observarlo con más detalle, pero, mantuvo sus
            impulsos y lo miraba de reojo solamente. Una fuerza extraña la
            atraía hacia él, sentía que lo conocía de algún lado, o lo había visto
            en otra ocasión, no lograba descifrarlo, pero su cercanía, le agradó
            bastante.


            El moderador, continuó explicando la dinámica de trabajo, por lo
            que Sandra, trató de concentrarse en eso, hasta que sonó su teléfono
            celular a todo volumen, con una canción de power metal como tono
            de llamada, haciendo un ruido infernal en la sala, muy apenada, lo
            apagó lo más rápido posible.


            En eso, el joven de a lado, con una sonrisa y en voz baja, le dijo “a
            todos nos pasa, no te preocupes”. Ella le sonrió, y quedó pasmada
            por el tono grave de su voz, creyó que hacía juego con su aspecto
            en general. Los tonos bajos siempre la hicieron vibrar, ese toque
            de misterio y sofisticación en una voz como esa, era difícil dejarlo
            pasar.


            Le tomó tiempo concentrarse nuevamente en las indicaciones
            de trabajo, escuchaba participaciones y también hablaba sobre




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