Page 43 - Cuatro tres historias de amor
P. 43

su experiencia, pero, cada vez que participaba su compañero sin
            nombre, algo la hacía estremecerse, además, pudo percibir el aroma
            a madera de su vecino, y observar sus manos grandes y suaves que
            jugaban todo el tiempo con una pluma, no podía ignorar lo que él
            hacía.

            Llegó entonces la hora del desayuno, en cuanto lo anunciaron, su
            vecino desconocido le dirigió la palabra:


                —Oye, ¡qué buena rola la de tu cel!, ¿me la podrías pasar, por
                  favor?


                —Sí,  claro,  es  de  un  grupo  chileno  de  power  metal,  se  llama
                  Neogénesis, —respondió algo nerviosa.


                —Nunca los había escuchado, pero qué bien suena.


                —Tengo todo el disco, si quieres te lo paso.


                —¡Ah!, perfecto, préstame tu teléfono para ingresarte mi
                  número. —Sandra, se lo dio, se emocionó al compartir algo
                  con el extraño.


                —Por cierto, me llamo Enrique, vengo de la zona sur de la ciudad,
                  y, ¿tú?


                —Soy Sandra, yo estoy en la zona oeste, mucho gusto. —Se dieron
                  la mano y él le regresó su celular.


            Entonces, sus compañeros de trabajo, la llamaron para ir juntos a
            desayunar al restaurante del hotel y se despidió de Enrique, quien
            se fue, a su vez, con sus colegas. Mientras comía, Sandra revisó
            su teléfono y se dio cuenta que la llamada de interrupción en la
            mañana, era de su novio, Alberto, quien, al no contestarle, le dejó un
            mensaje de voz, deseándole lo mejor para estos días; sólo le regresó




                                                                                 41
   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47   48