Page 44 - Entes y apariciones entre nosotros
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casa, dejaron sus copas en la cocina, se dirigieron a su recámara, sin
            decir palabra, se abrazaron y trataron de dormir.

            Otra ocasión en que se reunieron en casa de sus amistades, sintieron
            que la reunión había estado perfecta, esa noche habían sacado
            juegos de mesa y ellos habían ganado casi todas las partidas, así,
            entre juego, plática, convivencia, llegó la madrugada, y con ella, el
            fin de la velada, se despidieron y regresaron a casa.


            La rutina para iniciar el descanso seguía siendo la misma, se
            acostaban abrazados y al entrar en sueño, cada quien tomaba su lado
            de la cama. Ella ya lo había aceptado, pero empezó a notar que, cada
            que Pablo se portaba más cariñoso era cuando las noches se ponían
            más difíciles, para colmo, ella sentía que ese día habían sido muy
            felices, entonces empezó a advertir que sus sentidos se agudizaban,
            como presintiendo una mala noche, pero era más su felicidad que su
            miedo, así que trató de conciliar el sueño y justo cuando sintió que
            se quedaba dormida…

            En la cocina se empezaron a escuchar ruidos, como si las puertas de
            los gabinetes se estuvieran abriendo y cerrando, como si los trastes
            chocaran entre sí, poco a poco fueron oyéndose diferentes tipos de
            ruidos hasta que la puerta de su recámara se cerró estrepitosamente.
            Ella se quedó helada, inmóvil, no podía creerlo, tenía tanto miedo
            que ni siquiera quería voltear a despertar a Pablo, cuando de repente
            la puerta se empezó a abrir lentamente, haciendo un rechinido
            horrible, entonces, saltó sobre su esposo y éste se despertó de golpe.

            Ella le contó lo que estaba sucediendo y salieron inmediatamente
            hacia el comedor, ambos se quedaron atónitos con lo que observaron,
            las sillas estaban en diferentes lugares, como si hubieran sido
            aventadas, unas paradas otras tiradas. Todas las puertas de los
            gabinetes estaban abiertas, las cosas que deberían estar adentro
            estaban regadas en el piso, los trastes lo mismo, arrojados por todos
            lados, se quedaron helados con tan escalofriante escena.





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