Page 45 - Entes y apariciones entre nosotros
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Se abrazaron y Diana ya no pudo soportar más, empezó a llorar,
            era lo peor que les había pasado. Pablo la acariciaba mientras le
            decía que algo tenían qué hacer, que deberían pensar cómo arreglar
            lo que estaba pasando. Después de unos minutos, empezaron a
            recoger las cosas y pusieron un poco de té para calmar los nervios.
            Momentos más tarde, ya tranquilos, se fueron a acostar, ella se
            quedó profundamente dormida en los brazos de su amado, mientras
            él, preocupado, trataba de entender lo que había pasado.


            A la mañana siguiente, fin de semana, Diana llamó a Alma, le pidió
            ayuda y le comentó lo que estaba sucediendo, todo, cada detalle de
            lo que había pasado días atrás hasta llegar a la noche anterior. Ella
            la escuchó con atención, sabía que le hacía bien desahogarse, a la
            vez que estaba pensando en quién podría apoyarles. Una vez que
            Diana se relajó, su amiga le comentó que estaba muy preocupada
            por ella, que tenía una conocida que se dedicaba a curar este tipo de
            situaciones, le dijo que no juzgara, que la fueran a ver, que platicaran
            y después decidiera.

            Diana encontró alivio en las palabras de su amiga, nunca había vivido
            algo parecido y tampoco sabía cómo se arreglaban esas cosas, por
            ello decidió aceptar el consejo; entonces, llamó a Pablo, quien ese
            día trabajaba hasta medio día, le comentó que iría con Alma a visitar
            a esa señora, que le llamaría más tarde, él la escuchó con atención y
            cariño, aceptando el plan de su esposa.


            La amiga de Diana pasó por ella y se fueron con rumbo a la casa de
            aquella curandera. Cuando llegaron, había una sala de espera, en
            donde vieron a varias personas, se sentaron a aguardar su turno,
            observando cómo, cuando las personas estaban en la antesala,
            tenían cara de angustia, de nervios y cuando salían, su tez irradiaba
            tranquilidad, eso le dio confianza.


            Mientras esperaban, estuvieron en silencio. Diana trataba de
            imaginar qué era lo que iba a encontrar adentro, su pensamiento
            sólo era interrumpido cuando se cambiaban de lugar, recorriéndose,




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