Page 45 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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la idea de que todo había sido una pesadilla se fue convirtiendo en
una verdad que ninguno se atrevió a contradecir. La realidad se va
corrompiendo cuando es enterrada bajo cientos de mentiras.
La madre de Toño murió cuando él tenía 18 años y su hermano
marchó hacia el norte buscando una mejor vida y alguna pista de
su padre. Toño cumplía 39 años y ya habían pasado 15 años que no
sabía nada de su hermano.
Después de saludar a su tío y a toda la familia todos se dirigieron
hacia la mesa para degustar una deliciosa cena preparada por la tía
Virginia. Durante la plática, Toño tocó el tema de las idas a jugar
cerca del río durante su ya lejana infancia, y de lo bien que la pasaron
en esa época maravillosa. Todos en la mesa guardaron silencio y se
miraban unos a otros con cara de preocupación.
—Perdón, ¿dije algo malo?, —preguntó Toño.
—Toño —respondió su tío con tono muy serio—. Tú viniste
muchas veces a esta casa cuando eras apenas un niño,
afortunadamente, nunca te diste cuenta de las cosas que
pasaban cerca del río, eso fue muy bueno para ti. No sé si
recuerdes a un vecino de aquellos años, se llamaba Efraín.
—Sí, lo recuerdo, era el hijo de la señora Pachis, la del cinco. Rafa
me dijo que se fue y no regresó, que seguramente se escapó
con su novia y se fueron para el otro lado.
—Eso fue lo que se dijo para no alarmar más a los miembros de
la comunidad. —Entonces, ¿qué fue lo que pasó?
—Doña Pachis me contó que encontraron el cuerpo de su hijo
río abajo. Todos pensaron que lo habían asaltado o algo así.
—¿Qué le pasó?
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