Page 55 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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¿Hace mucho frío a esta hora, verdad?, ¿qué le pareció la noticia del
asalto a la casa de moneda ?, ¿vio en las noticias las imágenes sobre
el león que le arrancó la mano a su domador? El hombre de la sotana
negra no respondió ninguna de las preguntas hechas por el taxista.
Pedro pensó que el pasajero se había quedado dormido.
15 minutos más tarde, el taxi llegaba a las puertas de la iglesia que
había solicitado el sacerdote.
—Espéreme aquí, regreso en un minuto, debo regresar al lugar
donde usted me recogió —le pidió el sacerdote a Pedro.
—Está bien, lo esperaré —respondió Pedro.
Pasaron más de 20 minutos, y el sacerdote no salía, Pedro decidió
averiguar qué pasaba, bajó del taxi y tocó con todas sus fuerzas la
enorme puerta de madera que servía de entrada al convento. Una
pequeña figura cubierta con una sotana café que parecía ser una
religiosa abrió la puerta.
—¿Puedo ayudarle?, —preguntó la mujer.
—Acabo de traer a un sacerdote en mi taxi, entró y me pidió que
lo esperara, pero ya pasó mucho tiempo y el taxímetro sigue
corriendo.
—¿Está usted seguro?, —preguntó la religiosa sorprendida.
—Por supuesto, lo traje desde Taxqueña.
—Pase por favor.
La menuda mujer lo condujo a través de un enorme recinto lleno
de figuras religiosas, al final de éste había una pequeña puerta casi
escondida detrás de unas enormes cortinas color guinda. Los dos
entraron a otra sala, un poco más pequeña que la anterior, pero ésta
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