Page 57 - Las gañas del perro y otras historias del lado oscuro
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Pedro abordó su taxi y tomó la avenida más próxima. Su mente
trataba de ordenar los eventos que acababan de suceder y por
más respuestas que buscaba, no pudo encontrar ninguna que lo
hiciera sentirse tranquilo. Circulando sobre la avenida Taxqueña,
Pedro sintió una corriente fría subir por su espalda y erizar los
vellos de su cuello, pensó que alguna de las ventanas traseras
estaba abierta, al echar un vistazo por el retrovisor reconoció la
mirada que había visto en la pintura del pequeño salón de la iglesia,
frenó intempestivamente y un horrible alarido se escuchó por los
alrededores.
A la mañana siguiente, Jaimito, de pie junto a la ventana, esperaba
con ansia la llegada de su adorado padre.
Lejos de ahí, una grúa levantaba un taxi que alguien, por alguna
extraña razón, había dejado abandonado en plena avenida, con las
llaves puestas, las luces encendidas y los seguros abajo.
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