Page 18 - Topiltzin El pequeño Quetzalcóatl
P. 18

“No mires atrás, en tu espalda no dirijas tus pasos hacia el pasado,
                  hacia atrás. No recules, no retrocedas, no trates de regresar. No
                  mires a los lados, no vayas a recordar”.
                                                         5
            Mis otros tíos llegaron para darme muerte, pasaron junto a mí, pero
            no me reconocieron, me confundía entre el resto de niños, nadie
            sabía quién era, sólo mis venerados abuelos. Después, la gente del
            pueblo se reunió para despedirnos, compartió alimentos y bebidas,
            así como su palabra, dirigida a los primerizos como yo:


                  “Estarán rendidos de fatiga, tendrán incomparable cansancio, se
                  quedarán yertos de agotamiento, estarán agobiados por el ardor
                  del sol, quedarán abrumados por el ímpetu del viento, se les volverá
                  la cara como si fuera de tierra, tendrán salpicada y manchada
                  de polvo la cara; les arderá la frente, se enjugarán el sudor con
                  la mano, precisamente se harán un bulto encogido en un rincón
                  ajeno, junto a una casa ajena; junto a un montón de escombros,
                  estarán cabizbajos y sus tripas se encogerán y pegarán… Puede ser
                  que en alguna parte tengas que acostarte dentro de una barranca,
                  a la boca de la barranca o en la cresta del monte, entre las piedras,
                  entre los árboles; puede ser que en algún lugar quedes del todo
                  aniquilado y acabe contigo nuestro señor”. 6


            Más de tres jóvenes salieron de la formación, con lo que manchaban
            el honor de sus familias. Tenía temor, pero no podía retroceder. Ser
            valiente era la única opción.


               —No retrocedan, no retrocedan, tengan firme el pie —decían mis
                  abuelos.


            Y con esas últimas palabras tomé mi canasto repleto de cal e
            iniciamos nuestro viaje entre banderas y estandartes. El sonido
            del caracol, del teponastle y del huéhuetl se fue perdiendo en el
            horizonte mientras nos alejábamos.

            5 K., GKG (1995). Vida económica de Tenochtitlan: pochtecayotl (arte de traficar).
            6 K., GKG (1995). Vida económica de Tenochtitlan: pochtecayotl (arte de traficar).



            16
   13   14   15   16   17   18   19   20   21   22   23