Page 45 - Topiltzin El pequeño Quetzalcóatl
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Ellos respondieron que sus obras y el tiempo se encargarían de
demostrarlo, por ahora tendría que esperar, además de que Mahetsi
se había ido desde temprano por agua con otros niños.
—No tardará Topiltzin, que tu corazón no sea impaciente —dijo
suavemente mi padre.
De pronto, escuchamos los gritos de un pequeño, quien venía
corriendo en medio de una polvareda, dando aviso de que los
toltecas habían raptado a varios niños y niñas del ojo de agua.
Todo se detuvo para Topiltzin, dejó caer su ramo de flores y trató de
salir. Lo detuve para explicarle que la misión era muy peligrosa. No
quiso escucharme, me miró de frente y me dijo:
—Hasta ahora, Mahetsi es lo más preciado que he conocido en
esta vida. No estoy dispuesto a perderla —tomó su arco y se
alejó velozmente.
Hice sonar el teponaztli y convoqué a los guerreros para ir por
los niños. No se encontraban muy lejos cuando los alcanzamos,
nosotros conocíamos perfectamente esos lugares.
Entre flechas, alcancé con mi lanza a uno de ellos, poco a poco
fuimos rescatando a todos, faltaban un niño y mi hermana. Logramos
cercarlos, Topiltzin tenía acorralado al que llevaba a Mahetsi, pero
fue herido por la espalda en el hombro, ni cuenta se dio, sólo quería
recuperarla.
Estuvimos a punto de acabar con ellos, pero llamaron refuerzos y
fue prácticamente imposible continuar.
Tuvimos que detenernos, además, Topiltzin estaba perdiendo
mucha sangre, cayó de rodillas y se desvaneció, como pudimos lo
cargamos de regreso a casa.
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